La tortura es daño paulatino y lento. Un acto que causa daños físicos o psicológicos intencionadamente, con el objetivo de conseguir confesiones de sus víctimas. En la Edad Media era la técnica utilizada como instrumento de disuasión, se sacaba información a la víctima o de una tercera persona, como venganza de un hecho cometido por la víctima, por una tercera persona o simplemente para el entretenimiento del torturador. Ya en aquellos tiempos la diversidad era más que evidente con diferentes técnicas de maltrato lento y doloroso. Desgarros musculares, cortes, pinchazos, golpes, aplastamientos, rotura de huesos, fuego, desfiguración, ingestión de productos químicos, ahogamiento o violaciones…
Estas son algunas de las técnicas de tortura más dañinas de la Edad Media:
El Aplastacabezas es un instrumento de tortura que en la Edad Media se utilizaba como medio para reventar los huesos del cráneo. La barbilla de la víctima se colocaba en la barra inferior de modo que el casquete era empujado hacia abajo por un tornillo. ¿El resultado?, Primero se destrozaba los alveólos dentarios, después las mandíbulas, y luego el cerebro se escurría por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
El aplastapulgares una de las torturas más antiguas, sencilla pero tremendamente efectiva. La tortura en sí consistía en el aplastamiento de uñas, falanges y nudillos en forma lenta y paulatina, extendiendo el dolor durante días sin provocar daño moral a la víctima. El resultado era el desgarramiento total, prácticamente la mutilación del miembro.
El Cepo Chino recoge este nombre por su origen chino. Consistía en una caja de madera en la cual se colocaban los pies del torturado, los cuales eran apretados por el verdugo a través de una manivela. El dolor de la víctima aumentaba gradualmente hasta que finalmente se llegaba a la trituración ósea.
El cinturón de castidad. También los llamaban braga de hierro. El objetivo con el que se usaba esta técnica en la Edad Media era evitar las infidelidades o deslices sexuales de las mujeres. Este cinturón no puede ser usado más que durante unas horas, a lo más dos o tres días. De lo contrario la mujer moriría en manos de las infecciones, abrasiones y laceraciones provocadas por el contacto con el metal. El cinturón era utilizado por las mujeres como defensa contra la violación en época de acuartelamiento de soldados, o en estancias nocturnas en posadas.
¡Las cosquillas no siempre son buenas!. Como tortura los romanos utilizaban grandes tablas de madera para sujetar a las personas por los tobillos. Después se bañaban los pies con sal y se soltaban cabras, las cuales con sus lenguas rugosas los lamían produciendo cosquillas en un principio pero dejando después marcas y ampollas. En la Edad Media se utilizaban las cosquillas como medio de tortura para la realeza o personas importantes, ya que no dejaba grandes secuelas.
La cigüeña, un instrumento de tortura en el que no se aprecia a simple vista el dolor que puede causar. Se trata de la inmovilización de la víctima y consistía en someter al reo a un aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por el cuello, manos y tobillo, de modo que a través de una incómoda posición se provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales… a las pocas horas el dolor se prolongaba por todo el cuerpo.
La técnica de Shabak era un método de interrogación extrema usada por el Shabak sobre sospechosos palestinos. Se forzaba al sujeto a sentarse sobre un taburete corto en una silla de ángulo avanzado. Posteriormente le ataban los brazos y piernas detrás de ellos a la silla, se cubría su cabeza con un bolso y le hacían escuchar sonidos estridentes. La víctima era abandonada durante largos periodos de tiempo, de modo que no le dejaban conciliar el sueño mientras duraba la interrogación.
La flauta del alborotador era un instrumento hecho a base de madera, bronce o hierro que se utilizaba como medio de castigo por faltas menores delante de la opinión pública. El collar se cerraba por detrás del cuello, y los dedos se colocaban entre las barras de hierro, que eran apretadas por el verdugo llegando a todo tipo de heridas en los dedos, hasta el aplastamiento de carne, huesos y articulaciones.
El péndulo era otro instrumento de tortura. Las muñecas de la víctima eran atadas por detrás de la espalda, se añadía una cuerda a las ligaduras de modo que inmediatamente los húmeros se desarticulaban y poco a poco también las demás vértebras.
Por último, la rueda y que era el método más común en la Europa germánica. Convertía al preso en un verdadero material de trabajo, para que el verdugo fuera descoyuntándole o arrancándole miembros a voluntad. El condenado desnudo era estirado boca arriba en el suelo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Se le asestaba bruscos golpes a la rueda de modo que se machacaba todos los huesos y articulaciones. Después era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Expuesto a los cuervos y animales, a la víctima le arrancaban trozos de piel, le vaciaban las cuencas de los ojos, hasta llevarle a la muerte.
Estas son algunas de las técnicas de tortura más dañinas de la Edad Media:
El Aplastacabezas es un instrumento de tortura que en la Edad Media se utilizaba como medio para reventar los huesos del cráneo. La barbilla de la víctima se colocaba en la barra inferior de modo que el casquete era empujado hacia abajo por un tornillo. ¿El resultado?, Primero se destrozaba los alveólos dentarios, después las mandíbulas, y luego el cerebro se escurría por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
El aplastapulgares una de las torturas más antiguas, sencilla pero tremendamente efectiva. La tortura en sí consistía en el aplastamiento de uñas, falanges y nudillos en forma lenta y paulatina, extendiendo el dolor durante días sin provocar daño moral a la víctima. El resultado era el desgarramiento total, prácticamente la mutilación del miembro.
El Cepo Chino recoge este nombre por su origen chino. Consistía en una caja de madera en la cual se colocaban los pies del torturado, los cuales eran apretados por el verdugo a través de una manivela. El dolor de la víctima aumentaba gradualmente hasta que finalmente se llegaba a la trituración ósea.
El cinturón de castidad. También los llamaban braga de hierro. El objetivo con el que se usaba esta técnica en la Edad Media era evitar las infidelidades o deslices sexuales de las mujeres. Este cinturón no puede ser usado más que durante unas horas, a lo más dos o tres días. De lo contrario la mujer moriría en manos de las infecciones, abrasiones y laceraciones provocadas por el contacto con el metal. El cinturón era utilizado por las mujeres como defensa contra la violación en época de acuartelamiento de soldados, o en estancias nocturnas en posadas.
¡Las cosquillas no siempre son buenas!. Como tortura los romanos utilizaban grandes tablas de madera para sujetar a las personas por los tobillos. Después se bañaban los pies con sal y se soltaban cabras, las cuales con sus lenguas rugosas los lamían produciendo cosquillas en un principio pero dejando después marcas y ampollas. En la Edad Media se utilizaban las cosquillas como medio de tortura para la realeza o personas importantes, ya que no dejaba grandes secuelas.
La cigüeña, un instrumento de tortura en el que no se aprecia a simple vista el dolor que puede causar. Se trata de la inmovilización de la víctima y consistía en someter al reo a un aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por el cuello, manos y tobillo, de modo que a través de una incómoda posición se provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales… a las pocas horas el dolor se prolongaba por todo el cuerpo.
La técnica de Shabak era un método de interrogación extrema usada por el Shabak sobre sospechosos palestinos. Se forzaba al sujeto a sentarse sobre un taburete corto en una silla de ángulo avanzado. Posteriormente le ataban los brazos y piernas detrás de ellos a la silla, se cubría su cabeza con un bolso y le hacían escuchar sonidos estridentes. La víctima era abandonada durante largos periodos de tiempo, de modo que no le dejaban conciliar el sueño mientras duraba la interrogación.
La flauta del alborotador era un instrumento hecho a base de madera, bronce o hierro que se utilizaba como medio de castigo por faltas menores delante de la opinión pública. El collar se cerraba por detrás del cuello, y los dedos se colocaban entre las barras de hierro, que eran apretadas por el verdugo llegando a todo tipo de heridas en los dedos, hasta el aplastamiento de carne, huesos y articulaciones.
El péndulo era otro instrumento de tortura. Las muñecas de la víctima eran atadas por detrás de la espalda, se añadía una cuerda a las ligaduras de modo que inmediatamente los húmeros se desarticulaban y poco a poco también las demás vértebras.
Por último, la rueda y que era el método más común en la Europa germánica. Convertía al preso en un verdadero material de trabajo, para que el verdugo fuera descoyuntándole o arrancándole miembros a voluntad. El condenado desnudo era estirado boca arriba en el suelo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Se le asestaba bruscos golpes a la rueda de modo que se machacaba todos los huesos y articulaciones. Después era desatado e introducido entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Expuesto a los cuervos y animales, a la víctima le arrancaban trozos de piel, le vaciaban las cuencas de los ojos, hasta llevarle a la muerte.
2 comentarios:
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