El Apolo 13 fue una misión espacial que tenía como misión alunizar en la región Fra Mauro, pero una explosión a bordo de la nave en su camino a la luna obligó a la tripulación a abortar la misión y orbitar alrededor de la Luna sin lograr su cometido de llevar al quinto y al sexto ser humano a la superficie lunar. Despegó el sábado 11 de abril de 1970 a las 14:13 hora local (UTC –5). A los cinco minutos de vuelo, los astronautas notaron una vibración. El motor central de la segunda etapa se apagó dos minutos antes de lo programado lo que causó que los cuatro cohetes restantes tuvieran que seguir encendidos nueve segundos más que lo planeado para poner al Apolo 13 en órbita. El director de vuelo preguntó si esto interfería gravemente la misión, la respuesta fue negativa. Días antes de la misión, el piloto de apoyo del módulo lunar, Charles Duke inadvertidamente contagió a la tripulación con sarampión. El piloto del módulo de mando Ken Mattingly, resultó no ser inmune y dado el riesgo de desarrollar la enfermedad fue reemplazado por el piloto de apoyo John Swigert.Pruebas en tierra antes del lanzamiento indicaron la posibilidad de un pobre aislamiento en el tanque de helio de la etapa de descenso del módulo lunar (un parámetro altamente crítico), así que el plan de vuelo se modificó con tres horas de anticipación para poder instalar sensores que proporcionaran lecturas adicionales en la presión. El tanque de oxígeno Nº 2 tenía que haber sido instalado tiempo atrás en el módulo de servicio del Apolo 10, pero fue quitado para una modificación y resultó dañado en el proceso de desmontaje. El tanque fue reparado y probado en fábrica y se instaló en el módulo de mando del Apolo 13, donde se probó nuevamente durante las pruebas de conteo y demostración en el Centro Espacial Kennedy desde el 16 de marzo de 1970.
Una gran cantidad de luces de advertencia se encendieron en serie indicando la pérdida de dos de las tres fuentes generadoras de energía. Las lecturas de los instrumentos señalaban que un tanque de oxígeno estaba completamente vacío y que el segundo se estaba vaciando. Trece minutos después de la explosión, Lovell observó a través de la ventana de la escotilla que estaba escapando un gas al exterior de la nave, que resultó ser oxígeno, evidencia segura de una catástrofe. Gene Kranz en conjunto con los ingenieros de vuelo realizaron cálculos de energía y solicitaron a los astronautas pasar al módulo lunar. Los astronautas tuvieron que utilizar el módulo lunar como bote salvavidas. Gene Kranz decidió abortar la misión en su objetivo y traer de vuelta a los tripulantes. El módulo lunar estaba diseñado para albergar a dos astronautas durante 45 h, pero se necesitaba albergar a tres durante 90 horas. El oxígeno no era un problema, ya que con el de los tanques del módulo lunar y el de los trajes que se tenían que haber utilizado en los paseos lunares seria más que suficiente, además del oxígeno de las botellas de emergencia para el amerizaje. El módulo de servicio aún seguía perdiendo energía y oxígeno remanente aunque pudo ser frenado casi estando vacío. La capacidad energética de la nave estaba en punto crítico y se tuvieron que apagar la mayoría de los sistemas de navegación.
La eliminación del dióxido de carbono fue otro problema importante. Los recipientes que contienen hidróxido de litio, material químico que elimina el dióxido de carbono de la cabina, eran de forma cuadrada en el módulo de comando y redonda en el módulo Lunar, de esta manera no se podían utilizar o intercambiar entre las naves. Un día y medio después del incidente, las luces de advertencia del nivel de contaminación por CO2 avisaron que se estaba llegando a niveles peligrosos. Desde tierra los ingenieros en una reunión idearon y explicaron a los astronautas la forma de adaptar dichos recipientes con bolsas de plástico, cartones, cinta adhesiva y demás material que llevaban a bordo. Otro de los problemas críticos era el realizar un encendido de motores en un momento en el que la Luna se interponía entre la Tierra y la nave e impedía las transmisiones de radio. Dicho encendido de motores era necesario para que la nave aumentara su velocidad, saliera de orbita lunar y enfilara una trayectoria con la suficiente velocidad hacia la Tierra. Normalmente dicha labor la realiza el módulo de comando cuando ya los astronautas han regresado de su exploración en la superficie lunar. Esta labor era un punto de suma importancia y tenía que ser realizada con extrema exactitud, cualquier fallo provocaría que los tripulantes perdieran la trayectoria correcta y nunca regresarían a la Tierra. Por un momento la desazón cundió en el centro de dirección y el director reunió a su equipo y pronunció su famosa frase: -El fracaso no es una opción-, traeremos a esos hombres sanos y salvos. Para suerte de todos, el astronauta Ken Mattingly, que había sido descartado de la misión acudió a los simuladores del centro espacial y después de varias pruebas de ensayo y error logró obtener energía adicional para la etapa de reingreso.
Faltando cuatro horas para el amerizaje, la tripulación abandonó el módulo lunar; el centro de control insistió en no hacerlo hasta ese momento ante el temor de que existiera algún daño causado por el intenso frío al no estar protegido por sus paneles calefactores. Al separarse la cápsula de reingreso del módulo de comando y todavía acoplada la cápsula al módulo lunar, se pudo apreciar y fotografiar en el módulo de comando. En el lugar donde debería estar el panel faltante y la zona dañada por la explosión se mostraban gravemente afectados (Ver Foto). Entonces cundió el pánico entre los controladores especulando sobre la intergridad del escudo de protección térmica del Módulo de comando, pero era un riesgo que había que correr. Tres horas más tarde, la tripulación amerizó perfectamente en el Océano Pacífico cerca de Samoa, el 17 de abril de 1970 para júbilo del centro espacial y para el mundo.





















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